L as fracturas de los metacarpianos y de las falanges de las manos son las más fre-cuentes de la extremidad superior, llegan-do a alcanzar el 10% del total de las fracturas. Las de la falange distal de los dedos son las más frecuentes del esqueleto, seguidas de las de la fa-lange proximal, siendo los dedos más afectados el 1º y el 5º, y su frecuencia es mayor en varones, sobre todo entre los 10 y 40 años. Siempre han existido con respecto a estas fracturas una serie de tópicos, como el de ser consideradas lesiones banales, que la mayoría son funcionalmente estables desde el principio y por tanto hay que tratarlas de forma conserva-dora, y que suelen evolucionar bien. Si bien esto es cierto en parte, solo es aplicable a fracturas cerradas no desplazadas o con cierto desplaza-miento, pero estables tras la reducción. Sin embargo , hoy día, y sobre todo en el ámbito labo-ral y deportivo, estamos viendo lesiones que no cumplen estos criterios y en las que por tanto es preferible realizar un tratamiento quirúrgico que estabilice y fije la fractura de forma tal que se pueda comenzar lo antes posible el tratamiento rehabilitador. Ya dijo el Dr. Alfred Swanson 1 que las fractu-ras de la mano pueden complicarse con deformi-dades por falta de tratamiento, rigidez por trata-miento excesivo, y deformidades óseas y rigidez por tratamiento incorrecto. A nuestro criterio la popularidad del trata-miento quirúrgico en los últimos años ha venido dada por el progreso de los materiales, el diseño de los implantes e instrumental, las mayores ex-pectativas de la opinión pública, los avances en el diagnóstico por la imagen, la disponibilidad de especialistas en cirugía de la mano, los avan-ces de la anestesia, y la mejora de la fisioterapia. El objetivo principal del tratamiento siempre debe ser la recuperación rápida y completa de la función de la mano, y para conseguirlo debemos utilizar el método que creamos más adecuado en cada momento, quirúrgico o no, pero siempre con sentido común, ya que intentos muy agresi-vos de fijación interna pueden ocasionar lesiones de partes blandas, adherencias tendinosas, infec-ciones y reintervenciones. La fijación operatoria debe usarse de forma juiciosa y con la esperanza que el resultado definitivo sea tan bueno o mejor que el del tratamiento conservador. Las principales indicaciones del tratamiento quirúrgico según Stern 2 son las siguientes:-nos.-ca. (vasos, tendones, nervios, piel). En la figura 1 podemos apreciar una fractura diafisaria del 5º metacarpiano con ligero despla-zamiento pero clara rotación, que hubiese dejado Tratamiento quirúrgico de las fracturas de metacarpianos y falanges R.
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Barea, R. (2010). Tratamiento quirúrgico de las fracturas de metacarpianos y falanges. Revista Iberoamericana de Cirugía de La Mano, 38(02), 106–113. https://doi.org/10.1055/s-0037-1606771
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