En la segunda parte del trabajo intentamos presentar el funcionamiento global del “esquema L” y demostrar su utilidad práctica en el tratamiento analítico. En este sentido, en las relaciones sociales es el “yo” el que tiene todo el protagonismo, mientras el “sujeto” queda excluido de las mismas; de ahí que estos contactos cotidianos se muestren como la incomunicación más radical, aunque parezca lo contrario. El tratamiento que realizamos, por contra, debe escapar a esos parámetros, pues durante el mismo se procura que el “imaginario” facilite progresivamente la manifestación del “sujeto del inconsciente” en toda su dimensión, traspasando las constantes y molestas interferencias yoicas. Este procedimiento, si se realiza adecuadamente como Lacan nos enseña, permite que la “palabra plena” fluya entre paciente y analista, de modo tal que el contacto que se produzca sea de “sujeto” a “sujeto”, mientras que en las relaciones sociales las conexiones se formulan en términos de “ego” y “alter ego”. Para lograrlo, quién se coloque al lado del paciente debe saber que ha de ocupar el lugar de la alteridad radical, del “Otro”, y no del “otro” especular
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García Arroyo, J. M., & Domínguez López, M. L. (2011). Aproximación al “esquema L” de Lacan y sus implicaciones en la clínica (parte II). Revista de La Asociación Española de Neuropsiquiatría, 31(2), 197–211. https://doi.org/10.4321/s0211-57352011000200002
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