D urante el mes de Junio se han celebrado las primeras jornadas internacionales de cultura de los cuidados en el marco incomparable de la E.U. de Enfermería de la Universidad de Alicante. Su temática ha estado polarizada por los cuatro grandes bloques temáti-cos de la revista: historia, antropología, fenomeno-logía y teoría enfermera. El nivel internacional de tal evento lo han realzado figuras de la talla de las doctoras: Gordon, Roy y Spector. Los ponentes nacionales han estado a la altura de las circuns-tancias; así, se ha podido escuchar, preguntar y hasta conocer-en no pocos casos-a eminentes investigadores de la enfermería española: Francisco Herrera, Carmen Chamizo, Manuel Amezcua, los hermanos García Martínez, Ignacio Valle Racero, etc., etc. Todos ellos han contribuido a desarrollar la enfermería desde sus dimensiones: histórica, antropológica y teórica. La pertinencia de estas jornadas se apoya en la necesidad de superar el tradicional déficit histó-rico, antropológico y teórico de la enfermería espa-ñola. El crecimiento de una disciplina sin partir de una clarificación histórica-antropológica es un cre-cimiento deslabazado y sin sentido que puede lle-var a consolidar situaciones muy negativas para las expectativas de la misma. La enfermería ha careci-do durante mucho tiempo de una identidad socio-profesional adecuada para evolucionar en al marco social. Este déficit de sentido histórico ha repercu-tido en la ausencia o déficit socializador del colec-tivo; dicho de otro modo, la falta de identidad común ha impedido la planificación y la imple-mentación de estrategias comunes mediante las que poder alcanzar objetivos también afines al con-junto del grupo socioprofesional. Es cierto que buena parte de las causas de este déficit de identi-dad se ha debido a la tradicional indolencia de las enfermeras y enfermeros, pero sería injusto no considerar otros factores tan importantes como el desconocimiento de lo que significaba-podía sig-nificar-la enfermería para la sociedad. Durante mucho tiempo la sociedad no se ha interesado por algo que prácticamente desconocía y los historia-dores tampoco han mostrado gran curiosidad por la enfermería en particular, ni por el mundo de la mujer en general. Hasta la fundación de la Escuela de los Anales en Francia con el desarrollo de la his-toria total y la historia social durante la primera mitad del siglo XX, los colectivos con voz histórica eran exclusivamente aquellos relacionados con una u otra forma de poder, obviando las masas de tra-bajadores, amas de casa, niños, y la mayoría de los grupos étnicos y sociales. Se puede comprender mejor este "olvido histórico" respecto de la enfer-mería analizando el carácter extremadamente coti-diano, doméstico de una actividad profesional con la que prácticamente el hombre inventó la división sexual del trabajo en la prehistoria esgrimiendo el argumento antropológico de la biología: el parto, como elemento esencial en el origen de la división sexual de las tareas, que se prologa durante la lac-1." y 2." Semestres 2000 • Arlo IV-N." 7 y 8
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Siles González, J. (2000). Antropología, historia y enfermería. Cultura de Los Cuidados Revista de Enfermería y Humanidades, (07–08), 5–7. https://doi.org/10.14198/cuid.2000.7-8.01
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