La promoción de pensamiento crítico en ingeniería

Abstract

Hay algunos eventos que nos permiten pensar que, desde hace algún tiempo, se ha activado de\rforma importante el interés por el desarrollo de pensamiento crítico en los estudiantes y en los practicantes\rde la ingeniería. Por ejemplo, dentro de los criterios de acreditación de programas utilizados por la Junta de\rAcreditación para Ingeniería y Tecnología en Estados Unidos (ABET por sus iniciales en inglés) el pensamiento\rcrítico aparece como uno de ellos, al que se le ha dado un especial énfasis recientemente (ABET, 2003). Por\rsu parte Richard Paul, un reconocido autor del movimiento de pensamiento crítico, ha publicado un texto\r–aunque breve– sobre el pensamiento crítico en ingeniería (Paul, Niewoehner y Elder, 2006). Adicionalmente,\ren la literatura se comienzan a encontrar, cada vez más, algunos esfuerzos por enmarcar este campo de\rinterés (p.e. Mejía y Zarama, 2004), o por llevar a la práctica e investigar estrategias de promoción de este\rtipo de pensamiento (p.e. Sánchez, 1995; Dawood y Dericha, 1999; Beder, 2000; Nelson, 2001; Siller, 2001;\rGunnink and Sanford Bernhardt, 2002; Fellows et al., 2004; Cascante y Mejía, 2007). Al mismo tiempo, sin\rembargo, en ingenieros practicantes, en profesores de facultades de ingeniería, y en estudiantes de\rprogramas de ingeniería, todavía es común encontrar resistencia a esta idea del pensamiento crítico por\rconsiderarla algo inútil al asignársela exclusivamente a las ciencias sociales, a las ciencias especulativas, o\ra las ciencias “de opinión”. Esto implica posiblemente que los proyectos de promoción de pensamiento\rcrítico en ingeniería, hoy en día, pueden contar con un razonable apoyo e interés de parte de profesores y\rdirectivos, aunque la resistencia hace que también siga siendo necesario poner en marcha más de un\rproceso de seducción, así como librar más de una batalla.