Es ya casi una tradición que los villanos de celuloide (o digitales) posean una o varias características que nos recuerden a los enemigos políticos reales del país productor de la película, o incluso a los enemigos dentro del propio país según la ideología concreta que sustenta la película. El caso de la trilogía de El caballero oscuro de Christopher Nolan, que aquí analizamos, es representativo de esta tendencia por dos razones. En primer lugar porque llega marcada por la radicalización política llevada a cabo por el gobierno de Estados Unidos tras el atentado del 11 de septiembre de 2001. En segundo lugar porque ofrece una profusa galería de villanos que quedan fuera del círculo de amigos según la nueva doctrina del “o con nosotros o contra nosotros” inaugurada por George Bush para el siglo XXI. Esta galería incluye desde a los propios terroristas que justifican la llamada Guerra contra el Terror (Ra's al Ghul, el Joker), hasta los “radicales de izquierda” (Bane, Talia al Ghul), pasando por los políticos liberales (Harvey Dent), y los corruptos que se aprovechan de la blandura de las leyes para delinquir impunemente (Dr. Crane, el Espantapájaros).
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Rodriguez de Austria Giménez de Aragón, A. M. (2016). Supervillanos muy reales: el uso político del villano en la trilogía de “El Caballero Oscuro” de Christopher Nolan. Área Abierta, 16(1), 77–90. https://doi.org/10.5209/rev_arab.2016.v16.n1.47526
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