, Alicante. España. sr. Director de la revista pediatría de atención primaria: Con relación a la réplica 1 de los doctores R. Ugar-te Libano y G. Pin Arboledas a nuestro artículo 2 "El colecho favorece la práctica de la lactancia materna y no aumenta el riesgo de muerte súbi-ta del lactante. Dormir con los padres", deseamos hacer algunas anotaciones. Sus autores, con toda razón, puntualizan la devastadora experiencia que resulta para los padres la muerte de uno de sus hi-jos. Nosotros añadiríamos que tal experiencia es igualmente trágica sin importar la calificación que utilicemos, porque para unos padres la muerte de un hijo nunca será esperada. Es evidente que, para los autores de la réplica, la práctica de colecho es un riesgo importante de muerte no esperada del lactante, ignorando que más del 40% de dichas muertes ocurren en la cuna 3. Más aún, la misma Academia Americana de Pediatría (AAP) 4 reconoce el efecto protector de la lactancia materna y desaconseja que los lactantes pequeños duerman solos, reconociendo la impor-tancia de la presencia de los padres en la misma habitación. Bajo tales circunstancias, resulta muy aventurado asegurar que la cama de los padres no es una superficie adecuada para los bebés, pero la cuna sí lo es. Los autores mencionados tampoco reconocen la práctica de colecho y su asociación con la lactancia materna 5 ni el efecto protector de esta última con-tra el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), a pesar de la evidencia científica al respec-to 6. Adjudican la motivación de los padres para la práctica de colecho únicamente a trastornos del sueño. Sin embargo, existe evidencia de que du-rante la noche los lactantes pequeños no solo duermen sino también se alimentan y se consue-lan 7. Esto, además de beneficiar su desarrollo neu-rológico, ayuda al mantenimiento de niveles ópti-mos de prolactina nocturna, necesaria para el establecimiento de la lactogénosis II en las prime-ras semanas. Los estudios epidemiológicos controlados disponi-bles ponen en evidencia la complejidad del fenó-meno del colecho, por cuyo motivo no parece ade-cuado adjudicarle categoría de riesgo en sí mismo desde una posición simplista que apunte a su pro-hibición sine qua non, sin tener en cuenta factores de riesgo que lo condicionan, factores culturales y opciones personales 7. Vennemann et al. 8 encontra-ron que cuando el colecho se practicó de forma rutinaria no se asoció a SMSL. Tampoco aumentó el riesgo cuando se realizó durante cierto tiempo y después los bebés fueron devueltos a su cuna a mitad de la noche. Señalan que el SMSL se asoció a la práctica de colecho en la última noche dentro del grupo que no lo practicaba rutinariamente. Se ha sugerido que esos padres, que habitualmente no dormían con sus hijos, lo hicieron esa noche para confortar al bebé porque se encontraba enfer-mo, de manera que cabría asociar a tal circunstan-Publicado en Internet: 2-agosto-2012
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Landa Rivera, L. (2012). El colecho y el riesgo de muerte súbita: Réplica. Pediatría Atención Primaria, 14(55), 277–278. https://doi.org/10.4321/s1139-76322012000400019
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