El interés por el pensamiento de los economistas clásicos, más allá del compromiso ineludible del historiador del análisis económico, ha encontrado nuevo estímulo en la si-tuación de desconcierto que actualmente se vive en el ámbito de la teoría económica. En las últimas décadas, la llamativa acumulación de anomalías en la contraposición de las ex-plicaciones teóricas convencionales con la evidencia empírica disponible ha llevado a mu-chos practicantes de esta disciplina a cuestionar seriamente tanto los fundamentos propios de la metodología dominante en economía (Katouzian, 1980), como los pilares básicos so-bre los que se asienta la estructura lógica de la teoría económica desarrollada en el ámbito de la corriente principal del análisis económico (Weeks, 1989). Esta situación crítica es es-pecialmente notoria en sectores particulares de la teoría económica, como se ha puesto de manifiesto recientemente, entre otros, en los importantes trabajos de R. Wray (1990), en el campo de la teoría monetaria, de H. Botwinick (1993), en la teoría de los salarios, y de A. Shaikh (1980, 1990) en los dominios de la teoría de la competencia y el comercio interna-cional. No se pretende en este trabajo, sin embargo, indagar en las insuficiencias y limitacio-nes de la estructura teórica desarrollada por la escuela hegemónica del análisis económico, ni por tanto en los subsecuentes intentos de superarla por parte de sus críticos. No obstante, será oportuno llamar la atención en este punto sobre una circunstancia notable; a saber, que buena parte de las teorías alternativas al análisis convencional se han desarrollado dentro
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Díaz Calleja, E. (1997). Los salarios en la economía política clásica : algunas consideraciones sobre la doctrina clásica del mercado de trabajo. Trabajo, 3. https://doi.org/10.33776/trabajo.v3i0.229
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